DICCIONARIO DE MITOS Y LEYENDAS

Creencias populares y santos milagrosos

 Los Santos y Santas de Iberoamérica más allá del 'Imperio Cristiano'

El pesado andamiaje escatológico del 'imperio cristiano' en Iberoamérica durante los siglos XVI, XVII y XVIII construyó una peculiar imaginería acerca de los Santos. Los santos y santas barrocos se caracterizaron por tres notas básicas: su ortodoxia, su ascetismo y su clericalismo. Estos tres rasgos obedecieron a la inculcación ética acerca del 'blanco perfecto', capaz de mostrar la 'recta doctrina', de gobernar las pasiones, y de constituirse en padres-clérigos de los laicos. Evidentemente en este caso la mayoría de los santos fueron varones, distinguidos a través de una separación escatológica con los herejes y los paganos, las mujeres, y los laicos.

Así se construyó especialmente la imagen de los santos de ancestro medieval como San Agustín, San Antonio Abad, Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino, San Pedro Nolasco, San Luis Rey, o modernos como los jesuitas San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja, San Francisco Javier, San Luis Gonzaga, San Felipe Neri, San José de Calasanz, San Pedro de Alcántara, San Pío V, o aun los suramericanos como San Pedro Claver, San Luis Beltrán, o Santa Mariana de Jesús.

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Ante este controlado marco en el cielo moderno de los misioneros-clérigos europeos de los siglos XVI, XVII y XVIII, las culturas indígenas, africanas e ibéricopopulares construyeron una imagen propia de los santos y santas más allá del estrecho 'imperio cristiano' que no hacía sino canonizar eternamente al 'blanco perfecto'. El cristianismo suramericano experimentó masivamente el culto popular a los Santos. Más ¿qué características tuvo esta devoción tan entrañable hacia los bienaventurados? En vez de absorber el culto moderno y misionero al cielo barroco, unas de las raíces más hondas fue la piedad popular de la Edad Media europea. (...)

En la Edad Media el pueblo fue capaz de sostener una imagen festiva del cielo donde los santos protagonizaron la idea del banquete tan bíblica como desestimada por las élites. En un antiguo poema del siglo XI, conocido como la Visión de Heriger, se mostró, por ejemplo, a San Pedro de cocinero mayor, a San Juan Bautista de copero, etc . La devoción medieval y renacentista a los Santos fue tan regocijada como popular. El Renacimiento proporcionó en particular una imagen muy familiar y afectuosa del cielo con santos danzantes como los de Fray Angelico (1400-1455). Toda esta tradición medieval popular y renacentista pasó a ser más tarde censurada por las autoridades eclesiásticas del concilio de Trento ("ni abusen tampoco los hombres de las fiestas de los santos,..., para darse a la glotonería y embriaguez, como si el lujo y lascivia fuesen el culto con que deban celebrarse los días de fiesta en honor de los santos... que no se note ningún desarreglo, confusión, alboroto, acción profana ni indecente,..." (Concilio de Trento, Sesión XXV).

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Santos oficiales e imaginario nativo

Los pueblos indígenas y africanos simpatizaron a poco andar con las imágenes de los Santos. Fue la posibilidad de relacionar sus propias imágenes utópicas con el imaginario celestial cristiano llegado desde Europa. En esto cumplió un rol necesario la propia acción misionera abismada entre el único Dios occidental y la multitud de divinidades 'paganas'.

"[Si] en un lugar se veneraba a Toci, la abuela, se la sustituía por Santa Ana; si el reverenciado era Tezcatlipoca-Tepochtli, es decir, Tezcatlipoca-mancebo, se ponía a San Sebastián."
(H. SCHENONE, Iconografía del arte colonial. Los santos, Buenos Aires 1992, 21-22. Ver Gonzalo AGUIRRE BELTRáN, Zongolica: encuentro de dioses y santos patronos, Xalapa 1986.).

Tezcatlipoca
Tezcatlipoca como aparece en el Codex Borgia.

En el siglo XVII en México los indígenas disfrutaron ya a su modo de las festividades católicas a los Santos. Según Tomas Gage:

"Aunque los indios viven bajo el yugo y la servidumbre no dejan por eso de ser de muy buen humor y de divertirse a menudo en festines, juegos y danzas, y principalmente el día de la fiesta del santo patrón de su pueblo... Dos o tres meses antes de la fiesta se reúnen los indios del pueblo todas las noches para prepararse a las danzas acostumbradas en aquellos días, y en estas asambleas beben gran cantidad de chocolate y chicha... y si se les reprenden sus excesos responden que ellos se regocijan con su santo que está en el cielo y que quieren beber a su salud para que se acuerde de ellos."
(Tomas GAGE, Nueva relación que contiene los viajes en la Nueva España -siglo XVII-,París 1838, II, 128-129).

A veces más que a los Santos como tal les interesaron los animales con que se los representaba. Así tomaron como sus espíritus familiares el león de San Jerónimo, el puerco de San Antonio, el perro de Santo Domingo, el toro de San Marcos, o el águila de San Juan (Ibid., II, 110.).

santo domingo
Estampita a Santo Domingo, patrono de los perros

En el sur de Chile a comienzos del siglo XVIII los indígenas reconocieron cariñosamente a los Santos como personas necesitadas de comida y bebida. Como dijo Frézier:

"En los alrededores de Concepción casi no hay indios que sean verdaderamente [sic] cristianos,... Lo cierto es que se los ve llevar el culto de las imágenes muy cerca de la idolatría. Les toman tal afecto que les llevan a menudo de beber y de comer,... se imaginan que [además] necesitan alimentos para nutrirse y que el humo del incienso no basta para sustentarlos."
(Amadeo FRéZIER, Relación del viaje por el mar del Sur, Caracas 1982, 64.).

(...) Los santos más festejados por el pueblo incluyeron los de origen neotestamentario como San Juan Bautista, Santa Ana, San Pedro, San Dimas; los de tradición medieval como San Sebastián, San Isidro Labrador, San Roque, San Nicolás Tolentino, San Francisco de Asís, Santa Clara de Asís, San Antonio de Padua, San Cayetano; y, por último, los provenientes de la expansión colonial del cristianismo europeo como el africano San Benito de Palermo, y otros precisamente suramericanos como la joven laica Santa Rosa de Lima, el campesino extremeño San Juan Macías, o el mulato San Martín de Porres. El cuadro se completó además con santos populares no canonizados.

Extracto del trabajo de Maximiliano Salinas Campos. "Arriba del cielo / está una sandía, / que está rebanándola / Santa Lucía": los Santos y Santas de Iberoamérica más allá del 'Imperio Cristiano'
Departamento de Historia Universidad de Santiago de Chile.
Ponencia presentada en las X Jornadas sobre Alternativas Religiosas en Latinoamérica, 3 al 6 de octubre de 2000

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